Desde el blog “VADERETO” nuestro amigo Jose Antonio nos hace la siguiente propuesta para acabar el año.
Como Diciembre es el mes de los niños, de los que lo son por edad y de los que lo siguen llevando en su interior, es la época ideal para contar cuentos y que estos contagien amor, empatía y solidaridad.
Así que nos invitan a contar un cuento para despedir el año, así que aquí va nuestra aportación:
" EL BOSQUE MÁGICO"
Imagen: Pixabay
Faltaban dos días para las vacaciones de Navidad. Vanesa se despertó como siempre, desayunó y se despidió de su madre como si fuese a la escuela. Pero no tenia ninguna intención de asistir.
«Buffff! Hoy toca la aburrida clase de física. No va a pasar nada porque falte un día, haré campana, mañana ya se me ocurriría alguna excusa que decirle a la señorita Clotilde. Hoy haré una excursión por la montaña, esa que veo desde la ventana de mi habitación. Dicen que allí hay un bosque mágico donde pasan cosas extrañas. No me lo creo mucho. Pero de todas maneras, será más divertido que pasar toda la mañana encerrada en el aula, aprendiendo fórmulas.»
Empezó a caminar por una estrecha pendiente. Era agotador, incluso sudaba, a pesar del frío que hacía. No había pensado en llevarse una botella de agua. Miró en su mochila, su madre le había puesto un bocadillo de queso y una naranja.
«¡Vaya rollo! Si lo llego a saber...»
Vanesa empezaba a estar algo arrepentida. Lo único que podía hacer es comerse la naranja, le refrescaría algo, pero antes de pelarla se le resbaló de la mano y empezó a rodar cuesta abajo, entre lo más espeso del bosque.
Vanesa corre tras ella, pero observa que la naranja, a medida que se va alejando, se va haciendo cada vez más grande, más grande... «¡Es una naranja gigante!».
Pero cuando la niña miró a su alrededor, se dio cuento que no era la naranja la que había crecido, sino que ella se estaba haciendo pequeña, tan pequeña, que hasta las hormigas eran más altas «¡Qué miedo!»
Empieza a nevar, los copos de nieve son enormes. Le van cayendo encima poco a poco, Vanesa queda enredada entre los cristales helados del agua sólida y empieza a rodar sin control entre la vegetación y las piedras. La nieve la va arrastrando hasta el fondo del valle, quedando totalmente cubierta de nieve.
—¡Socorro, auxilioooo!
Nadie la escuchaba y hacía mucho frío. «Tan bien que estaría ahora en el colegio, bien calentita, con la señorita y mis compañeros. En cambio, me voy a morir de frío y sola.»
Vanesa se puso a llorar. Sus lágrimas empezaron a fundir la nieve. Miró hacia arriba y vio una hermosa luz que rodeaba a una joven que la apuntaba con su varita mágica.
—Soy el hada de la Navidad. Creo que ya has aprendido la lección de que no todo tiene que ser divertido en la vida.
—¡Oh, si por favor, ayúdame!
—Te ayudaré con una condición. Que seas totalmente sincera con tus padres y con tu maestra ¿Les dirás la verdad?
—Sí, te lo prometo.
El hada la tocó con su varita y Vanesa empezó a crecer hasta alcanzar su medida natural.
Volvió a su casa, pidió perdón a sus padres por haber hecho campana. Y por la tarde, fue al colegio, se disculpó con la señorita Clotilde, que no tuvo inconveniente en enseñarle las fórmulas de física durante el recreo.
Vanesa nunca más se quejó de ninguna asignatura, comprendió que todas eran necesarias y ninguna era aburrida, si se mostraba interés por aprender.
M. Cristina García Carrera
Si quereis disfrutar de la lectura de otros cuentos participantes en el reto de VaDeReto los encontrareis AQUI:
Imagen: Pixabay
Y con este relato despedimos el año desde nuestro blog.
¡El Hada de la Navidad y todo el grupo al completo de “EL VICI SOLITARI”
os desean un FELIZ 2025, Blogueros!