Esta semana MAG desde su blog LA TRASTIENDA DEL PECADO nos hace la siguiente propuesta veraniega: reflexionar y escribir sobre el placer de no hacer nada.
¿Qué es no hacer nada? Nos vienen pensamientos en reposo o dejar la mente en blanco. No hacer nada no implica aburrimiento. ¿Hemos descubierto la esencia de la tranquilidad y del descanso? ¿Quién dice que no hacer nada no es un arte? Puede ser recargar pilas, bucear en nosotros mismos y redescubrirnos en esa aventura.
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"EL NO HACER NADA"
Imagen: Pixabay
Él llegó, por inercia, un diminuto ser. Se introdujo, penetró antes que el resto de los millones que iban detrás de él. Desconocía el tener miembros. Allí, entre líquido se sintió por mucho tiempo sin qué hacer, acoplándose al placer de no hacer absolutamente nada, otra faceta que era nueva, el saber nulo, desconocimiento completo.
Era un neonato, tranquilo en aguas placenteras. Poco a poco, notó el cambio muy lento, no se sentía cómodo, pero le pudo la curiosidad. Estudió su ser, descubrió apéndices, y con algo de desconfianza, sintió el movimiento en ellos, comprobando el entorno, un único y nuevo mundo. Le gustó por unos cuantos meses.
El exterior le daba bruscos movimientos. No siempre. Quizás a veces placenteros. Podía sentirlos por él mismo. Flotaba sin hacer nada, lo mejor un vacío, relajadísimo en el que él dormía. Pero llegó lo inesperado, cambios en su ser. No por ello se asustó, los acogió con interés. Nuevos conocimientos siempre satisfactorios.
Un día de sorpresa, eran sus brazos y piernas, moviéndose por casualidad. Algo le alertaba, que saldría de ese placentero bienestar, que no duraría mucho más, ¿quién osaría movilizarlo? ¿Quién sería capaz de sacarle de su comodidad? No le interesaba ese desconocido cambio que se le presentó sin más. Su tranquilidad se vio en peligro. Con lo bien que se sentía. Se acrecentó su incomodidad, le mantuvo en ascuas, le agobiaba. Se negaba a abandona su tan familiar comodidad.
Con los ojos cerrados percibió una línea de luz. De repente, se sintió atacado por algo desconocido, notó menos humedad, ya no se mecía ... oía voces. Se molestó nuevamente, unas enormes manos desconocidas le agarraron la cabeza.
Se resistía, sintió el tirón de sus miembros, conoció el primer dolor. Ya fuera de su placentero lugar, se apoderó de su ser el frío, el desconocimiento, se molestó con la visión de esas blancas vestiduras, de manos enguantadas. Y el toque de gracia, un remate final, el cachetazo de nalgas. Se reveló, sin inmutarse. Nuevamente otro cachetillo, nada. Se dio cuenta que debía reaccionar, gritó cómo el mejor tenor del mundo. Y se mostró arisco durante tres días. Mamó lo mínimo, no sentía placer alguno en brazos de nadie. Solo lloraba, pero al final cedió. El cuarto día terminó actuando como el bebé que era. Se atrevió a desafiar al destino. Claudicó y aprendió que era feliz en ese nuevo mundo.
Fina
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Realmente bueno, de espermatozoide a ser humano...sin hacer nada. Luego ya será otro mundo :-)
ResponEliminaUn abrazo
Sin duda al protagonista le espera una vida movidita, pobre!! Y él aun no lo sospecha! Un besote Fina y gracias por participar! Marifelita.
ResponEliminaEncantada por vuestra punto de verlo. Esto me anima. Si no escribo más amenazó, perdonar. El miedo a que sean cortos y no guste o que me pase de palabras. Gracias.
ResponEliminaMuy bueno Fina. Realmente es el único tiempo de la vida en que verdaderamente no se hace nada.
ResponEliminaAbrazooo
Qué bien explicado en tu relato ese espermatozoide que está tan ricamente en su "colchón", allí tan feliz, tan protegido... y que luego ya empieza a pasar el tiempo, y sale de ese mundo interno al exterior, para descubrir otro tan distinto, lleno de ruidos.
ResponEliminaQué bonito tu relato, no se me hubiera ocurrido hacer un relato relativo a no hacer nada, así como lo has hecho sobre la vida del espermatozoide y del bebé, muy imaginativa, me ha gustado mucho.
Que estés pasando un buen día.
Un abrazo.
Huy, que hace esta, a tan altas horas de la noche. Simplemte despierta, la tarde agitada, pasando a un descanso,dormí, cosa que no suelo hacer.
ResponEliminaGracias por tu comentario. Ya tenia ganas de escribir sobre el tema de un nuevo ser a este desafiante mundo. Si estamos aquí, es por ser valientes. Dejando la placentera comodidad, del liquido amniótico. Fina.
Gracias, por leerme, y más que os ha llenado esa lectura. Chapo por perderos por aquí. Fina
ResponEliminaInteresante narración sobre esa evolución antes del nacimiento.
ResponEliminaPara compensación del personaje, le queda más de tiempo en que no tendrá que hacer nada.
Bien contado. Un abrazo.
Precioso relato sobre un momento de la vida que es mágico. Un abrazo
ResponEliminaMuy buen relato Fina!
ResponEliminaMuy lindo y tierno relato sobre el origen de la vida de un bebé, muy bien relatado, saludos
ResponEliminaPATRICIA F.
Muy original el enfoque que le has dado al tema propuesto, Fina. Un abrazo
ResponEliminaEl nacer no es nada y es todo. La naturaleza es la que actua, nosotros, pobres humanos, no tenemos nada que decidir ni hacer. Muy bueno Fina. Besos,
ResponEliminaM. Cristina
¡No se me había ocurrido pensar en una posibilidad como esta! No hacer nada más que crecer. ¿Pensarán o tendrán el pensamiento puro hasta el momento del primer toque?
ResponEliminaMe ha encantado tu visión, y lo bien que lo has explicado. El carácter que le has impuesto al personaje. No sé ni por dónde explicar lo que me has transmitido con tu relato.
Solo puedo darte las gracias por lo magnífico de tu texto y por la impronta que le has dado, y por sumarte a la convocatoria de esta semana.
Un beso enorme.
Que original y bello relato! Que placer más grande el estar en la panza de mamá, pero luego olvidamos ese momento perfecto de no hacer nada, para empezar esa nueva vida que se los presenta llena de emociones de todo tipo! Me has hecho acordar al nacimiento de mí hijo, solo que el lloro al instante de salir sin necesidad de cachetazo jaja y solo se calmo cuando lo acercaron a mí y le empecé a hablar...Fue un momento hermoso! 💙👶Besos por ahí!!!
ResponEliminaGracias a todos por vuestros comentarios. Hoy me he dado por el no hacer nada. Y pensándolo bien ,reabri este apartado. Que cucharada de jarabe me regaláis. Lo dejo en reserva para mis momentos bajos. Encantada perderme en este entorno tan familiar y acogedor.
ResponEliminaOs dejo de vez encuando, si toca critica negativa, adelante. Fina
Qué forma tan original de retratar el hecho de sentirse a gusto y tranquilo en un entorno benévolo a más no poder como es el vientre de una madre. El vaivén placentero dentro del líquido amniótico, sin embargo, se va transformando en una salida al mundo exterior que ya cambia por completo la visión del entorno idílico y la convierte en una realidad que acompañará a ese nuevo ser para siempre, una realidad donde nos estresamos continuamente y en la que encontramos pocos momentos verdaderamente reconfortantes.
ResponEliminaFelicidades por el relato.
Saludos.