dissabte, 7 de setembre del 2024

IRENE HEWITSON: Aventuras y desventuras de una diva acontecida - CAPÍTULO 10 - " La aspirante"



IRENE HEWITSON:
AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UNA DIVA ACONTECIDA


CAPÍTULO 10

Imagen: Pixabay

"LA ASPIRANTE"


Cuando empecé a sugerirles a mi familia y amigos mi deseo de dedicarme a esta profesión, me sorprendió negativamente que ninguno de ellos mostrara ilusión o el entusiasmo que yo esperaba. Finalmente, con el tiempo y aunque a regañadientes, conseguí cierto apoyo en esta gran aventura.

En plena pubertad y a escondidas de mi madre, con los ahorros que había conseguido en meses, me pagué un book fotográfico. Lo llevé a varias agencias con toda la ilusión, pero sin éxito.

Algunos de ellos me recomendaban, tímidamente y con la boca pequeña, depilarme mis negras, pobladas y desordenadas cejas juveniles. También en alguna ocasión arreglarme los dientes, algo torcidos y separados, ya que así conseguiría mejores valoraciones y más posibilidades para triunfar.

Por entonces no tenía ese dinero para una ortodoncia, con mi precario sueldo en un “Burguer King” y mientras me sacaba la carrera de diseño. Tardaría bastante en poder reunir el dinero para hacer algo al respecto.

Seguí acudiendo a nuevas agencias sin éxito. Tengo que decir que, por suerte, no me arreglé los dientes y aunque durante un tiempo les hice caso y me depilé “mi poblada y única ceja”, un día decidí dejar de hacerlo.

Observé que se habían puesto de moda ciertas modelos que hacían alarde de un entrecejo sin depilar, imagino que con un punto de reivindicación feminista o también como pequeño tributo y homenaje a la gran Frida Khalo.

Por lo visto también destacaban en el mundillo de la moda chicas que lucían con orgullo sus dientes separados, especialmente los incisivos centrales evidentes a simple vista. Ahora estaban bien vistos por la opinión popular y cotizados en la profesión. De la noche a la mañana empecé a recibir llamadas, aunque con modestas propuestas de trabajo.

Durante meses no paré de trabajar en sesiones de fotos y muy bien pagadas, por cierto. Tanto que me decidí por fin a dejar mi trabajo en el “burguer” e independizarme en un pequeño piso de alquiler compartiéndolo con mis compañeras de estudios.

Lo que al principio eran sencillos trabajos para campañas de maquillaje, bolsos, joyas y negocios de todo tipo de empresas nacionales, se convirtieron en contratos con grandes multinacionales. En ocasiones me asustaba un poco ya que con la pérdida del anonimato no conseguía salir a pasear, de compras ni a tomar algo con mis amigas por la ciudad, sin que nadie me reconociera. Tener una cita y salir con alguien sin ser observada por la multitud era casi imposible.

La primera vez que viajé al extranjero para un trabajo que me ofrecieron en París, fue para una sesión de fotos y varias tomas para participar en un videoclip de una exitosa banda de Pop del momento. Finalmente fue un grupo de un solo éxito, pero entonces prometía ser un contrato millonario y una gran oportunidad que representaría mi empujón definitivo hacia la fama internacional.

A mi llegada, mientras recogía mis maletas en el aeropuerto, me sentí observada por la gente. Pensé que eran imaginaciones mías ya que en el extranjero todavía no debían conocerme tanto. Al salir de la terminal para coger un taxi que me llevara al centro, divisé en una gran pancarta publicitaria de gigantescas dimensiones una espectacular y sensual modelo, que resulté ser yo misma, luciendo un sugerente conjunto de lencería super sexy que dejaba poco a la imaginación y exhibiendo generosamente y orgullosa un horrible lunar que tenía justo al lado del ombligo. ¡Me dijeron que lo harían desaparecer con Photoshop!

En aquel mismo instante supe que lo primero que haría al volver a casa sería pedir hora con un buen cirujano plástico para que lo hiciera desaparecer fulminantemente junto con el resto de pequeñas imperfecciones que en pocos segundos pude detectar en aquella espectacular pero indiscreta campaña publicitaria, a todo color y en tamaño contraproducente, que no le hacía ningún favor a mi carrera internacional, que justo acababa de despegar.

Marifelita

Si quieres saber más sobre las desventuras de esta diva tan acontecida, puedes seguir sus andanzas cada fin de semana AQUI.

Imagen de Pixabay


4 comentaris:

  1. Ya te digo. Es humana que te cargas.
    Mal quitarse el lunar. Ahora ya se la conocía con el lunar. Luego, cuando salga con pica ropa en algún sitio , sin lunar, ya no estaremos seguro de si es ella.
    Y trabajaba en el McDonald's, una mujer hecha a sí misma.
    Nos has hecho evolucionar de la despreciable soberbia , al triunfo del esfuerzo.
    Al final nos tendrás que poner una foto. no me creo que sea la del banner.
    Besazo, estudianta

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    1. Si se puede decir algo de Irene es que es humana no, humanísssima! Reune casi todos los defectos del género humano en una sola persona, je je! Pero aunque poquitas, alguna virtud también tiene! Ja, ja! Un besote amigo!

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  2. Hay que reconocerle a Irene que tiene una tremenda fuerza de voluntad, que supo lo que quería y hizo lo que fuera necesario, hasta trabajar en una de esas cadenas de comida rápida. Y los múltiples contratiempos no la desalientan. En más de un sentido, es admirable.
    Besos.

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    Respostes
    1. Efectivamente Demi, una de las buenas cualidades de Irene es la perseverancia y el esfuerzo, aunque las fuerzas externas le vengan en contra! Tiene una gran fuerza de voluntad e imagino que gracias a eso ha conseguido lo que tiene! Je, je! Pese a su eterna mala suerte! Un abrazote!

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