Para el VADERETO de este mes de Julio, desde el Blog JACSNET/ACERVO DE LETRAS, nuestro compañero Jose Antonio nos propone el siguiente reto:
Buscar una imagen de un tatuaje que nos guste o llame la atención, o simplemente que despierte nuestra imaginación y contar su historia.
Para este relato, hemos rescatado un personaje ya conocido, el Comisario Cristòfol Carrera, de nuestra novela de este año "El bien, el mal y lo oculto", escrita a 10 manos por todos los componentes del grupo del taller "El Vici Solitari". Y es que cuando te encariñas con un personaje, es difícil dejarlo marchar.
"LA FLOR DE LIS"
Soy el comisario Cristòfol Carrera, Cris para los amigos. Les voy a contar el último caso que he resuelto. Lo llamé “La flor de Lis”. Y ahora sabrán ustedes el porqué.
El cadáver fue encontrado por unos excursionistas. Cuando llegué al escenario del crimen, aún estaban trabajando los de la científica, así que tuve que enseñar mi placa al policía que vigilaba la zona señalizada.
—Agente —le dije—, esto está lleno de público ¿cómo es posible que se hayan enterado?
—No sé, comisario. Han empezado a llegar poco después que nosotros. Quizá los jóvenes que han encontrado al presunto cadáver, hayan dado la voz de alarma.
—¿Los excursionistas? ¿Dónde está ahora?
—Allí, junto a la ambulancia. Han atendido a la chica por un ataque de ansiedad.
Me acerqué a la pareja de mochileros y después de enseñarles mi placa les interrogué.
—¿Son ustedes quienes nos han avisado? Tendría que hacerles algunas preguntas.
—Verá señor; mi novia y yo íbamos caminando por la carretera tranquilamente, cuando nos encontramos con eso... Bueno, al principio pensamos que era un maniquí o algo así. Cuando nos dimos cuenta que era humano, llamé por el móvil. Y eso es todo.
—¿Han tocado algo?
—Pues, al principio yo le di unas cuantas patadas y Jaqueline le cogió del brazo para arrastrarlo, pero...
—Sí comisario, solo quería apartarlo del paso —interrumpió la chica—. Ya le ha dicho Roger que al principio pensábamos que era un muñeco.
Les di las gracias y les advertí que más tarde tendrían que presentarse en comisaría, para ampliar la información. Me sorprendió que con el calor que hacía, los dos llevaban puesta una chaqueta de manga larga, pero no le di importancia.
Me dirigí a donde estaba el cuerpo. El forense, amigo mío, estaba observando una marca que tenía en el brazo izquierdo.
—¿Qué has encontrado Leo?
—¡Ah, hola, Cris! ¿Ya has llegado? Pues mira esta marca, es un tatuaje, alguien ha intentado rascar la piel con algo, para que desapareciese, pero aún se ve claramente que es una flor de lis.
—¿Crees que han querido borrarla expresamente? La chica me ha dicho que intentó
arrastrarlo por el brazo, a lo mejor a sido por eso...
—No Cris, las rascadas son profundas, no han podido ser producidas por el simple arrastre.
—¿Y la ropa?
—No la han encontrado. Le han dejado desnudo y totalmente indocumentado. A parte del tatuaje que no han podido borrar del todo.
—Bueno. A ver si podemos identificarlo por las huellas dactilares y el ADN.
…
El motivo de la muerte fue la mezcla de alcohol y drogas. Alguien tuvo que llevarlo allí ya muerto. Su ropa sigue sin encontrarse, los mismos que trataron de borrar el tatuaje, se la llevaron. Era evidente que no querían que se le identificase.
No hubo suerte, ninguna coincidencia de las huellas dactilares con las que tenemos grabadas en el sistema, y el ADN tampoco dio ninguna luz. Demostraba que no tenía antecedentes penales en este país. Todo lo que pude saber de él, es que era un individuo de sexo masculino, de etnia caucásica, de entre veinte a treinta años, de un metro setenta y dos de estatura y con un tatuaje en el brazo izquierdo en forma de flor de lis.
Ese tatuaje era lo único que tenía para empezar la investigación.
Mi amigo el forense, analizó los pigmentos con los que fue dibujado, así pude descartar que se hubiese hecho en cualquiera de los negocios Tattoo de Barcelona.
No parecía inmigrante, probablemente era un turista y es cuando tuve la corazonada que tendría alguna cosa que ver con la “rave” que habíamos desmantelado un par de días atrás.
Con una fotos de la cara y del tatuaje de la víctima, me dirigí a los detenidos que aún quedaban en nuestras dependencias. Nadie de ellos le recordaban, pero todos habían grabado con su móvil la fiesta ilegal, así que me dispuse a visionar los videos.
Estaba tratando de identificar a nuestro hombre desconocido entre todo aquel marasmo de gente, cuando... ¡Oh sorpresa! Esas dos caras sí que las tenía vistas, pero es que además lucían sendos tatuajes en sus brazos ¡La misma flor de lis! Eran los excursionistas que “supuestamente” habían encontrado el cadáver. Entonces entendí el porqué de las mangas largas, querían esconder lo que les relacionaba con la víctima.
…
Aún no se habían presentado en comisaria a declarar y temía que nunca lo harían por voluntad propia. Envié la orden de su busca y captura, a todos los cuerpos policiales.
Fueron detenidos “in extremis” cuando estaban a punto de cruzar la frontera.
...
Cuando les tuve en frente, la chica empezó confesando entre entre lágrimas.
—Éramos amigos, los tres pertenecemos a una hermandad universitaria. La flor de lis significa: lealtad y honor. Cuando Gerard cayó muerto en esa fiesta, entramos en pánico.
—Verá comisario —continuó el chico—, actuamos sin saber lo que hacíamos. Nos fuimos de la fiesta fingiendo que nuestro amigo seguía vivo, le sentamos en la parte de atrás de su coche. Yo conducía, que aunque también estaba bebido, fui capaz de llegar más o menos bien, a un lugar solitario, junto a un bosque. No fue nada premeditado, se nos ocurrió en aquel mismo momento, allí tiramos fuera el cuerpo de Gerard, después de quitarle la documentación y la ropa. Seguimos hasta el hotel donde nos hospedábamos, nos quedamos dormidos y al día siguiente...
—Cuando nos despertamos —siguió diciendo la chica—, estuvimos hablando sobre lo que podíamos hacer. Los padres de Gerard son gente muy importante en nuestra ciudad, sabíamos que sería un escándalo para nuestras familias, no queríamos vernos involucrados. Pagamos la cuenta al hotel y dejamos el coche de Gerard aparcado allí mismo. Cogimos nuestras mochilas y nos dispusimos ir caminado hasta el siguiente pueblo para tomar el tren, teníamos que pasar por la misma carretera por la que habíamos conducido por la noche.
—¿Fue entonces cuando os topasteis con el cadáver?
—Sí comisario —afirmó Roger—. Pensábamos que lo habíamos dejado escondido tras la vegetación, pero era una noche muy oscura. Allí estaba, a la vista de cualquiera. Por suerte casi no había circulación y los pocos coches que pasarían, debieron de pensar que era, lo que le dijimos a usted, un muñeco o un maniquí.
Acabaron la confesión de los hechos. Roger con una piedra trató de rascar el tatuaje, pero apenas lo consiguió. Llamaron a la policía, y antes de que llegásemos, se pusieron las chaquetas para que nadie se fijara en sus tatuajes.
Y es así como acabé aclarando el caso de “La flor de lis”. Ahora ya está en manos de la justicia.
Maria Cristina Garcia Carrera
Este Comisario Carrera me es algo familiar! Ja, ja! Cristòfol tan perspicaz como siempre! No se le pasa una! Y mira que le asignan casos raros! Un abrazote y bienvenida al Blog!
ResponEliminaCreo que dará mucho de sí ese comisario
Eliminaeso como se llama? cómplices de encubrimiento de accidente?
ResponEliminaLa narrativa explicada va bien para el relato policial, y mejor en primera persona. Resulta en una especie de primera persona periodística, con un estilo de informe policial, aunque se incluyan diálogos, sin ellos resultaría farragoso.
muy bien elegido en caso para el reto planteado.
abrazooo
No se les acusará de asesinato, ya que no le mataron ellos. Quizá si de "negación de auxilio". Tenían que haber llamado a una ambulancia, cuando se dieron cuenta. Pero entre lo que habían tomado y el miedo que se enteraran sus familias, tomaron la peor decisión.
EliminaEl relato tiene una trama sencilla y es agradable su lectura, tan solo el final del comisario con respecto a los sospechosos, es lo que no terminaria de convencer a un avezado lector de este tipo de narrativa.
ResponEliminaA nivel de estructura, está bien definidas y cerradas, las tres partes que conforman un a narración.
El Comisario Carrera no busca nada mas allá, que descubrir que ha pasado.
EliminaBuenos días, María Cristina.
ResponEliminaUn nuevo e interesante enfoque para "nuestro" tatuaje.
En este caso, se pueden apreciar dos de las acepciones más interesantes de este decorativo dibujo: su carácter indeleble e imperecedero, y su sentido social. Porque una vez que te lo haces ya es para toda la vida y te puede servir, como en el caso de este crimen, como única seña de identidad. Además, la elección del tatuaje te puede vincular a un grupo social, aunque sea de forma involuntaria. Aquí, los chicos le otorgan el simbolismo de «lealtad y honor»; aunque luego demostraron que no era el caso, más bien irresponsabilidad y traición.
Como curiosidad, la ocultación del cadáver también es un crimen (delito), porque «es una acción que causa un daño específico a los familiares y allegados de la víctima». Puede tener penas de entre seis y dos años de cárcel (artículo 173 del Código Penal). (esto lo he buscado en el Internet, no soy abogado o similar ;) ).
Una trama muy bien desarrollada que cuenta mucho más que un simple crimen.
Enhorabuena.
Muchas gracias por la participación en el VadeReto.
Un Abrazo.
Muchas gracias. Es lo que quería plasmar. Veo que lo he conseguido.
EliminaUn caso resuelto, una pareja al trullo.
ResponEliminaSaludos.
Eso ya será cosa de la justicia. Gracias.
EliminaCierto, cuando hay un cadáver lo mejor es no tocarlo, pero ya llevárselo en un auto y ocultarlo en el bosque no fue la mejor decisión de estos chicos. ¿de qué murió el fiambre? Creo será tema de alguna continuación. Muy bien narrado, atrapa
ResponEliminaSegún la autopsia había tomado alcohol y drogas en grandes cantidades, le pudo provocar un infarto, sin más.
EliminaEse es el quid del asunto: ¿ de qué murió el occiso? ¿Por un exceso de drogas? ¿ Quién se las suministró? Creo que la cosa no es tan sencilla para los excursionistas, debieran quedar detenidos. La trama es buena, muy simple. Ojalá hubiera habido más misterio. Un crimen tal vez, ya que todos pertenecían a una secta. En fin. Creo que más corto, con menos detalle, hubiese quedado mejor.
ResponEliminaEn muchos botellones y fiestas ilegales que se convocan por internet, se llenan de jóvenes de muchos lugares, en ellas corren tanto las drogas como el alcohol. Seguramente ese es el negocio de los que las organizan. La muerte fue accidental, pero sus amigos, universitarios como él, hijos de buenas familias, no querían verse involucrados en un escándalo.
ResponEliminaMuy buena propuesta para el VadeReto, bien acomodado el elemento "tatuaje" que nos dio Jose Antonio. Interesante historia que no puede uno dejar de leerla hasta el final. Saludos.
ResponEliminaGracias. Me alegro que resulte interesante, porque reconozco que al principio me costó. Cuando yo era joven, casi nadie se tatuaba, algunos marineros, gente del hampa y ya está. Ahora en cambio, es raro encontrar alguien sin dibujos.
EliminaHola María Cristina.
EliminaBuen aporte a nuestro VadeReto. Nos has hecho reflexionar, una vez más, sobre la durabilidad de los famosos "tatuajes". Pero además sobre la vinculación que tienen muchas veces, con una institución, una ideología, un grupo social, una forma de pensar y el permanente recuerdo para quien se tatúa del compromiso que asume con su declaración (porque eso es, en realidad, una declaración de principios).
Aquí, los jóvenes otorgan a la flor de lis el simbolismo de "lealtad y honor". Aunque luego demuestran, con su forma de actuar, todo lo contrario: traición e ignominia. Porque no hay mayor prueba de esto que la forma en que trataron el cadáver de su "amigo", dañando la dignidad del muerto (si es que estaba muerto realmente), despojándole de toda forma de identificación, impidiendo que la familia y los amigos verdaderos pudiera encontrarlo. Sí, lo sé, los miedos, el alcohol, las drogas, mala combinación. Pero muy buen ejemplo de que una idea puede cambiarse o traicionarse, pero un tatuaje marca para siempre, con todas sus consecuencias.
¡Muy buen relato! Un saludo.
El tatuaje permanece, sin embargo, los sentimientos y las motivaciones de las personas cambian ¿Cuántos no se han tatuado el nombre de su amor y acaban rompiendo? Y ahí le queda el tatuaje recordándole a su ex para siempre. Ellos, quizá cuando se tatuaron la "Flor de Lis" pensarían que era un bonito dibujo que los identificaba como miembros de la "hermandad". Lo de la lealtad y el honor, se desvaneció a la primera dificultad, prevaleciendo sus propios intereses. Aunque les salió el tiro por la culata. Gracias por el comentario.
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