Para este mes de mayo nuestra amiga GINEBRA BLONDE desde su blog VARIETÉS nos propone el siguiente reto: crear un relato en el que el protagonista sea EL TIEMPO.
Así que dedicaremos nuestro tiempo al tiempo, en este reto de mayo, y aportaremos un nuevo relato a este reto mensual. Desarrollaremos una situación en la que el tiempo sea el eje del relato.
GINEBRA nos propone también las sugerentes imágenes del ilustrador TOM BAGSHAW, para que nos sirvan de inspiración.
AQUÍ puedes encontrar el resto de imágenes propuestas y relatos participantes en este interesante reto.
"LA TRAICIÓN DE LOS HUMANOS"
Y llegó el otoño, después de un caluroso verano sin tregua, de días aplastantes con un imponente y criminal sol. Tiempo atrás, se construyó una casa al lado del eucalipto para ellos, para los humanos que la habitaban, era todo un lujo. Al principio aguantó a la alborotadora chiquillería.
— Mira que nos encanta el majestuoso eucalipto —comentaban ellos, pero a medida que pasaba el tiempo, se olvidaron de él.
No le consoló el poco caudal de agua de aquella primavera, que la avaricia de las nubes, día a día, semana tras semana no soltaron ni un ápice de humedad, ni una gota, ni tan solo una leve alfombra de rocío.
Ahora le tocaba luchar, enfrentarse al seco y malhumorado otoño. Nunca le gustó, era la época más temida por él, ya que desde siempre le molestaba. Él se sintió mal llegando a querer olvidar ese recuerdo. ¿Dónde estaba? En su incansable queja del tiempo pasado, necesitaba auto dañarse.
Y volvió a ese presente otoño, cuándo las pocas hojas de los árboles caían, ellas se aferraban en no soltarse de las débiles ramas. Y desde su altura contempló por un rato el desastroso futuro que se le venía. Poco a poco su mirada pasó a conformarse con aquella situación nefasta, sin tantos miramientos. Que poco le duró esa sensación. Se sintió con ganas de plantarle cara a lo que se auguraba en breve, en tiempos venideros. Ahora tocaba luchar hasta el final, no quería acabar como el abedul y el roble, que desde tiempos inmemorables eran compañeros.
Él era el eucalipto, de momento había ganado la batalla a los contratiempos de la naturaleza. Sabía y temía, que sería cómo tantos otros árboles, olvidados, desplazados todos por la agreste tierra, por fuertes vientos huracanados, hacían imposible germinar nuevas vidas. Mares y ríos, que ya ocupaban el setenta y tantos por ciento en la tierra. Ahora quería recordar aquellas grandes extensiones, del color de los campos en primavera. Olvidado lo tenía. Y en ese olvido reconoció las variantes pinceladas de las flores. Ahora todo era gris, sucio, triste, y quiso recordar aquellos diminutos bichejos, voladores, con sus zumbidos que se posaban sobre el hermoso colorido de las flores.
Ahora era el momento de aferrarse fuertemente. Sintió sobre él mismo el temible vendaval con su gran bofetada, cómo las de tantos días entre la tarde y la noche con sus truenos y relámpagos. Ya acostumbrado estaba a sentir en sus bajos del tronco la asfixiante arena del lejanísimo desierto, que lo mataba, poco a poco. Le atormentaba y mirando con timidez hacía abajo, ya no veía el principio de su propia existencia, sentenciado estaba. Se aterrorizó, con solo pensar que en un breve espacio de tiempo ya no sería nada.
Él fue hermoso, luchador, oloroso, cómo el que más. Pero reconoció que la poderosa naturaleza, tiene sus planes. Ella estaba muy enfadada con el ser humano. Ellos eran malos, traidores a la vida, con todo lo que se les regaló, sin valorar la riqueza de ofrendas de la madre tierra. No la mimaron, la destruyeron, no supieron nutrirse sabiamente de ella. Dieron más importancia en poseer cosas banas, en cosechar guerras y buscar otros lugares en el universo. ¡Ingenuos! Las cuatro estaciones les castigaban, ahora todos bajo el yugo de su imperiosa venganza. ¡Inútiles humanos!
Sintió el eucalipto la humedad de una gotita de agua, sintió el brotar de una diminuta hoja en una de sus débiles ramas. Dejó atrás su negativo y dañino temperamento, se volvió esperanzador. Se miraron él y su nueva hoja bienvenida, estaban enfrentándose a un nuevo futuro. SUPERVIVENCIA!!!
Fina
Que sepas que escuchado bien su reclamo, y desde hoy miraré con otros ojos a ese Eucaliptos para venerarle en toda la dimensión que se merece.
ResponEliminaUn texto magnífico.
Besos.
Muchas gracias Campirela! Me alegro mucho que te haya gustado mi relato! Ponerse en la piel de la naturaleza es relativamente fácil, pero a veces no le dedicamos un poco de tiempo para observarla y escucharla! Sin duda se lo merece! Un abrazo!
Elimina¡Qué bonito! Magnífica perspectiva de aquellos que son mimados o azotados por la madre naturaleza. Natura propia que, a pesar de las inclemencias, se abre paso y renace enfrentándose a ese viaje cíclico de la vida.
ResponEliminaMe ha encantado, Fina. Una excelente visión, además de reivindicativa.
Muchas gracias.
Un placer tu aporte.
(Recuerda mandarme el texto a mi correo: ginebrapg@gmail.com
porque tenéis la protección de plagios, y no puedo guardarlo para hacer la publicación a final de mes en el blog de autores. Gracias).
Un abrazo 💙
La naturaleza, de una manera u otra, siempre se acaba abriendo paso! Es una luchadora nata y toda una superviviente! Gracias por tus amables comentarios Ginebra! Te hemos enviado hoy mismo el relato a tu email! Un abrazo!
EliminaLa naturaleza es esencial y es cierto lo que piensa el eucalipto que los humanos somos crueles con ella, egoístas que solo miran lo material sin darse cuenta de la destrucción a la que estamos sometiendo a la naturaleza y las consecuencias ya empezamos a pagarlas . Precioso texto que nos invita a reflexionar. Un abrazo
ResponEliminaGracias Nuria! Es una pena que en general no reflexionemos todos más a menudo sobre la importancia y el peso que tiene la naturaleza en nuestras vidas! Nuestro futuro más inmediato sería muy distinto! Un abrazote!
EliminaFiel amigo los árboles como el eucalipto, deberíamos prestarles más atencion
ResponEliminaDesde el punto de vista ecológico las plantaciones de eucaliptos son capaces de fijar grandes cantidades de carbono y mitigar de forma destacada el exceso de gases de invernadero y el cambio climático, respecto a otros cultivos agroforestales
Que pequeños somos los humanos, que no prestamos atención al ciclo de las cuatro estaciones , ní nos importa la evolucion de la vida vegetal ní sus aportaciones positivas.
ResponEliminaEfectivamente los humanos somos insignificantes al lado del ciclo de la vida, pero nuestra irresponsabilidad colectiva está dejando desgraciadamente una gran huella y no positiva precisamente en la naturaleza! Un abrazote!
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